jueves, 18 de junio de 2015


Es bastante común, por desgracia, que nuestra salud emocional esté dañada desde la infancia. A menudo no somos conscientes de qué es lo que nos bloquea, lo que nos da vértigo o lo que nos provoca temor.
En gran parte de estos casos, el origen está en lo aprendido cuando éramos niños, esas heridas que nos han ocasionado nuestras primeras experiencias con el mundo y que no hemos podido sanar.
Las heridas emocionales son experiencias dolorosas de la niñez que conforman nuestra personalidad adulta, quiénes somos y cómo afrontaremos las adversidades.
Debemos de hacernos conscientes de ellas y, por tanto, evitar maquillarlas, pues, cuanto más tiempo esperemos a sanarlas, más profundas se harán. El miedo a revivir el sufrimiento que nos causaron hace que nos pongamos cientos de máscaras que solo dificultarán nuestro movimiento por la vida. Eso es, precisamente, lo que tenemos que evitar.
Traición, humillación, desconfianza, abandono, injusticia… Son algunas de las heridas que Lisa Bourbeau nos señala en su libro Las cinco heridas que impiden ser uno mismo. Veamos a continuación cómo podemos identificarlas:

1. El miedo al abandono

El desamparo es el peor enemigo de quien vivió el abandono en su infancia. Imagínense lo doloroso que tiene que ser para un niño sentir el miedo de estar solo, aislado y desprotegido ante un mundo que no conoce.
Como consecuencia, cuando el niño desamparado sea adulto, intentará prevenir el hecho de volver a sufrir el abandono. Por lo tanto, quien lo haya padecido, tenderá a abandonar tanto a sus parejas como a sus proyectos de forma temprana. Esto responde, única y exclusivamente, al temor que le ocasiona revivir aquel sufrimiento.
Es muy común que estas personas hablen o piensen de esta forma: “Te dejo antes de que tú me dejes a mí”, “nadie me apoya, no estoy dispuesto a soportar esto”, “si te vas, no vuelvas…”.
Estas personas tendrán que trabajar su miedo a la soledad, su temor a ser abandonados y su rechazo al contacto físico (abrazos, besos, contactos sexuales…). Esta herida no es fácil de curar, pero un buen comienzo para cicatrizarla es afrontar el temor a quedarse solos hasta que fluya un diálogo interior positivo y esperanzador.

2. El miedo al rechazo

Esta herida impide que aceptemos nuestros sentimientos, nuestros pensamientos y nuestras vivencias.
Su aparición en la niñez está ocasionada por el rechazo de los progenitores, de la familia o de los iguales.El dolor que se genera por esta herida impide una construcción adecuada de la autoestima y del amor propio de la persona que lo padece.
Genera pensamientos de rechazo, de no ser deseado y de descalificación hacia uno mismo. 
Ese niño rechazado no se siente merecedor de afecto ni de comprensión y lo que le hace aislarse por temor a volver a experimentar este sufrimiento.
Es probable que el adulto que fue un niño rechazado sea una persona huidiza. Por esta razón, se deben trabajar los miedos internos que generen situaciones de pánico.
Si es tu caso, ocúpate de tu lugar, de arriesgar y de tomar decisiones por ti mismo. Cada vez te molestará menos que la gente se aleje y no te tomarás como algo personal que se olviden de ti en algún momento. Tú eres la única persona que necesitas para vivir.

3. La humillación

Esta herida se genera cuando sentimos que los demás nos desaprueban y nos critican. Podemos crear estos problemas en nuestros niños diciéndoles que son torpes, malos o unos pesados, así como aireando sus problemas ante los demás (algo que es, tristemente, muy común). Esto, sin duda, destruye la autoestima infantil y, por tanto, dificulta la posibilidad de cultivar un amor propio saludable.
El tipo de personalidad que se genera con frecuencia es una personalidad dependiente. Además, podemos haber aprendido a ser “tiranos” y egoístas como un mecanismo de defensa, e incluso a humillar a los demás como escudo protector.
Haber sufrido este tipo de experiencias requiere que trabajemos nuestra independencia, nuestra libertad, la comprensión de nuestras necesidades y temores, así como nuestras prioridades.

4. La traición o el miedo a confiar

Esta herida se abre cuando personas cercanas al niño no cumplen sus promesas, haciendo que se sienta traicionado y engañado. Como consecuencia, se genera una desconfianza que se puede transformar en envidia y en otros sentimientos negativos, por no sentirse merecedor de lo prometido y de lo que otros tienen.
Padecer estos problemas en la infancia construye personalidades controladoras y perfeccionistas. Son personas que quieren tenerlo todo atado y reatado, sin dejar nada al azar.
Si has padecido estos problemas en la infancia, es probable que sientas lanecesidad de ejercer cierto control sobre los demás. Esto se justifica, frecuentemente, por la presencia de un carácter fuerte; sin embargo, digamos que obedece a un mecanismo de defensa, un escudo de protección ante el desengaño.
Estas personas suelen confirmar sus errores por su forma de actuar, haciendo así que se cumplan sus prejuicios. Tienen que trabajar la paciencia, la tolerancia y el saber vivir, así como aprender a estar solos y a delegar responsabilidades.

5. La injusticia

El sentimiento de injusticia entra en juego en hogares en los que los cuidadores principales son fríos y autoritarios. Una exigencia excesiva genera sentimientos de ineficacia y de inutilidad, tanto en la niñez como en la edad adulta.
Albert Einstein sintetizó esta idea muy bien con su archiconocida frase“Todos somos genios. Pero si juzgas a un pez por su habilidad de trepar un árbol, vivirá toda su vida creyendo que es estúpido”.
Como consecuencia, quien experimente este dolor, puede llegar a ser una persona rígida que no admita medias tintas en ningún orden de su vida.Suelen ser personas que intentan ser muy importantes y alcanzar un gran poder.
Es probable que se haya creado un fanatismo por el orden, el perfeccionismo o, incluso, por el caos. La cuestión es que son personas que radicalizan sus ideas y, por ello, tienen dificultades para tomar decisiones con seguridad.
Para hacer frente a estos problemas hay que trabajar la suspicacia y la rigidez mental, con objeto de generar una mayor flexibilidad y permitir la confianza en los demás.
Ahora que ya conocemos las cinco heridas del alma que pueden afectar a nuestro bienestar, a nuestra salud y a nuestra capacidad para desarrollarnos como personas, podemos comenzar a sanarlas.
El primer paso, como todo en la vida, es aceptar que las heridas están en nosotros, darnos permiso para enfadarnos y, sobre todo, darnos tiempo para superarlo.
Fuente de la idea: Bourbeau, L. (2003) Las cinco heridas que impiden ser uno mismo. OB Stare.

Articulo "Cómo detectar y frenar un manipulador"

Consideramos esta informacion importante para impedirnos caer en las redes de un manipulador por eso les motivamos a leerla


Cómo detectar y frenar a un manipulador

Manipulador
Son personas que a menudo se disfrazan de corderos pero que en realidad son lobos dispuestos a atacar donde más te duele con tal de lograr sus objetivos. No dudan en pedirte que antepongas sus necesidades a las tuyas y ni siquiera se sienten agradecidos cuando lo haces. Los manipuladores juegan con tus emociones, generan un profundo sentimiento de culpa y una falta de confianza en tus capacidades, de manera que terminas siendo una pieza más dentro de su juego.
La manipulación psicológica implica ejercer una influencia a través de la distorsión mental y la explotación emocional, con la clara intención de tomar el poder o el control y obtener algunos beneficios o privilegios a expensas de la víctima. El manipulador es consciente de sus actos, actúa deliberadamente creando un desequilibrio de poder que le permite inclinar la balanza a su favor y explotar a la otra persona.
Cuando esta situación se repite a lo largo del tiempo, corres el riesgo de llevar una vida que no es la que deseas pues, sin darte cuenta, te has puesto a sus órdenes y has supeditado tus necesidades y deseos a los suyos.

Los tipos de manipuladores

– La víctima. Se trata de un tipo de manipulación muy común pero también muy difícil de detectar porque la persona asume el papel de víctima y te endilga el rol del verdugo. Para estas personas, los demás siempre tienen la culpa, ellos son pobres víctimas humilladas y maltratadas. Con este discurso, despiertan tu sentimiento de culpa y te manipulan.
– El dependiente. Este manipulador se coloca una máscara de persona débil e impotente, que depende de los demás. Sin embargo, detrás de esa apariencia de cordero realmente se esconde un lobo que manipula abiertamente los sentimientos enviando un mensaje muy claro: “no me debes defraudar“.
– El agresivo. Se trata de personas con mal carácter que pueden explotar en cualquier momento. Su estrategia de manipulación es muy sencilla: se encargan de demostrarte que son los más fuertes, de tal forma que tu personalidad se diluye pues sabes que cualquier paso en falso puede dar lugar a una pelea.
– El interpretador. Se trata de una persona que, a primera vista, parece estar de tu parte, pero utilizará continuamente tus palabras contra ti. Son expertos en manipular la información y ponerla a su favor, en encontrar intenciones ocultas en los mensajes y actos, así generan un sentimiento de culpa por algo que nunca has dicho o hecho.
– El sarcástico. Estos manipuladores no ponen sus cartas sobre la mesa sino que prefieren jugar a buen resguardo. Por eso sus técnicas son los comentarios sarcásticos, las críticas veladas y las humillaciones. De esta forma demuestran su superioridad, te denigran y logran manipularte a su antojo.
 El proyector. Estas personas creen que son perfectas y que los demás están llenos de defectos. Por tanto, cada vez que pueden, te hacen notar que te has equivocado o que no has cumplido con sus parámetros, generando así una gran inseguridad y falta de confianza que juega a su favor ya que ellos se erigen como buenos mentores o jueces supremos.

¿Cómo detener a un manipulador?

1. Conoce tus derechos fundamentales
El primer paso para hacerle frente a un manipulador es ser consciente de que tus derechos están siendo violados. Los debes defender, pero sin hacerle daño a los demás. Concientiza que:
– Tienes derecho a ser tratado con respeto. 
– Tienes derecho de expresar tus sentimientos, opiniones y deseos. 
– Tienes derecho a establecer tus propias prioridades. 
– Tienes derecho a decir “no” sin sentirte culpable. 
– Tienes derecho a protegerte ante una amenaza física, mental o emocional. 
– Tienes derecho a crear una vida propia.
2. Mantén la distancia
Las personas manipuladoras a menudo se mueven entre los extremos. Es decir, tienen dos caras, pueden ser muy amables con algunos y extremadamente groseros con otros, pueden parecer indefensos y al instante siguiente, comportarse de manera agresiva. Si conoces a una persona así, lo mejor es mantener la distancia porque es probable que se trate de un manipulador. 
En el caso de que ya hayas caído en sus redes, intenta minimizar el contacto. No se trata de huir pero no hay necesidad de exponerse innecesariamente a sus ataques. 
3. Evita culparte
Una de las estrategias del manipulador consiste en despertar un sentimiento de culpa en su víctima. Sin embargo, si están vulnerando tus derechos, debes ser consciente de que la víctima eres tú y que no tienes por qué sentirte culpable. Si no llevas esta situación al plano emocional, el manipulador habrá perdido la batalla. Pregúntate: 
¿Estoy siendo tratado con respeto? 
¿Las expectativas y demandas de esa persona son razonables?
¿Se trata de una relación en la que solo uno da y el otro no entrega nada a cambio?
¿Me siento bien conmigo mismo en esa relación?
Tus respuestas te darán pistas importantes porque te permitirán evaluar si el “problema” en la relación eres tú o la otra persona.
4. Devuelve las preguntas
A veces, para desenmascarar a un manipulador es suficiente con hacerle unas cuantas preguntas, estas le indicarán que no eres una persona fácil de manipular y que conoces sus intenciones, aunque intente ocultarlas. Por ejemplo:
¿Te parece una petición razonable o justa?
Según tú, ¿qué tendría que responder?
¿Me lo estás pidiendo o solo me lo estás comentando?
Estas preguntas hacen que el manipulador se mire al espejo y pueda ver la verdadera naturaleza de su estratagema. Si esa persona tiene cierto grado de conciencia, probablemente retirará la demanda y dará marcha atrás.
5. Usa el tiempo a tu favor
Los manipuladores a menudo realizan demandas irracionales y presionan para obtener una respuesta inmediata porque saben que si reflexionas sobre ello, es probable que te niegues a cumplir sus deseos. Por eso, puedes usar el tiempo a tu favor, cuando te hagan una propuesta respóndeles: “Voy a pensar en ello“.
Luego, tómate el tiempo que necesites para evaluar los pros y los contras, con serenidad y sin sentirte presionado.
6. Di “no” con firmeza
Los manipuladores son expertos leyendo el lenguaje extraverbal así que si les das un “no” tibio o inseguro, lo notarán y volverán a la carga. Por tanto, cuando no puedas cumplir sus demandas, dilo claramente y sin titubear. No des demasiadas excusas porque te hará parecer indeciso y puede indicar que sientes culpa por la negativa. Simplemente di: “lo he pensado pero no lo voy a hacer“.
Jennifer Delgado

GEXPAYE (English follows)

GEXPAYE es un proyecto socio-comunitario piloto de educación alternativa y de edad mixta. Concebimos la educación como liberadora y empoderadora, no esclavizante como lo es nuestro sistema de educación, el cual llamamos escuelamiento. En GEXPAYE nos guiamos por los intereses y necesidades de los integrantes, algun@s de l@s cuales forman parte de la directiva del proyecto, creando asi no solo un programa de ell@s y para ell@s sino también ciudadanos responsables, democráticos, y libres.

El interés de GEXPAYE es asistir al desarrollo de nuestr@s niñ@s y jóvenes por medio del arte, el juego, paseos, la lectura, la escritura, la discusión y el análisis, entre otros, dados por medio de talleres y proyectos escogidos por l@s integrantes del programa, incentivando así su aprendizaje. Trabajamos en reciclaje, preservando nuestro medio ambiente, creando conciencia, responsabilidad, y valores más humanistas, para construir una sociedad menos consumista e individualista.



GEXPAYE is a socio-community pilot project of alternative mixed-age education. We think of education as liberating and empowering, not enslaving like schools in our education system. We are guided by the interests and needs of our members who also form part of our board of directors.

We aim to create not only a program for them and by them but also free, democratic and responsible citizens. GEXPAYE's interest is to assist in the development of our children and youth through art, play, trips, reading, writing, discussion and analysis, among others. We give workshops and create projects selected by the members of the program, thus motivating them to learn. We work with recyclable materials, preserving our environment, creating awareness, responsibility and humanistic values​​, to build a less consumerist and individualistic society.